lunes, 6 de octubre de 2008

• TAFI DEL VALLE

La pintoresca población ubicada en el centro del valle, de antigua posesión jesuítica, fue tierra de invernada de granos y cultivos administrados por algunas estancias queseras.Así se conservó hasta que en 1943 se inauguró el “camino a los valles”, que significó el fácil acceso de autos y turistas transformándola en una exclusiva villa de veraneo. Pero con el tiempo, vino el loteo y los servicios que estimularon el crecimiento lo que la convirtió en cita obligada del turismo, constituyéndose en estos últimos años, por la intensa demanda, en el mayor atractivo del norte. Su fisonomía cambió notablemente, pero aun hoy entre las legendarias pircas, construidas con el esfuerzo de generaciones, se abre paso la sorpresa de múltiples atractivos.Es inevitable visitar el Museo Jesuítico de la Banda, uno de los atractivos de mayor importancia de la villa de Tafí, en él es posible apreciar la historia y tradición de Tafí del Valle, desde los tiempos prehispánicos, la evangelización de los jesuitas a las comunidades nativas, como así también todo el mobiliario que supo albergar este lugar en sus momentos de esplendor. O tal vez acercarse el Museo de Mitos y Leyendas “Casa Duende”, de singular rareza, que rescata místicos personajes de la cosmovisión indígena.Caminar por sus calles pintorescas o internarse a caballo cerro adentro es disfrutar de escenarios naturales deslumbrantes. La oferta de paseos es amplia: el trekking, excursiones 4 x 4, y cabalgatas hacia diversos lugares que rodean a la villa son clásicas, con travesías y opciones para todos los gustos.Pero todo ello y más es Tafí, ya que ofrece intensidad y placer en todas las actividades que se programen: eventos culturales, seminarios y congresos, competencias deportivas, la rica experiencia del turismo rural y de aventura y espectáculos dramáticos como “La Pasión de Cristo”, que en Semana Santa convoca multitudes.





Sus estancias, viejos potreros jesuíticos donde hay historia, arquitectura y afamadas queserías. En los Cuartos, El Churqui y Las Carreras se fabrica el sabroso y mentado producto de bien ganada fama internacional, que es motivo para que Tafí del Valle se engalane cada año en febrero para celebrar la Fiesta Nacional del Queso.

ALREDEDORES DEL VALLE DE TAFÍ
El Valle es un oasis de fertilidad, con un clima privilegiado y espléndidas vistas de los cerros que lo rodean.Sus antiguos habitantes de la cultura Tafí nombraron a este valle “Tacktillakta” pueblo de entrada espléndida, y poblaron densamente la zona, a juzgar por los numerosos vestigios que se alzan en él: los conocidos menhires y viviendas circulares que se pueden apreciar sobre las laderas de las montañas. Los jesuitas también se establecieron en este valle en el siglo XVIII, organizaron las tierras, acrecentaron los cultivos, y produjeron una industria quesera, inalterable desde entonces. Su presciencia quedó perpetuada en la vieja estancia de La Banda donde funciona un atractivo museo.Una vuelta por el valle.En medio de la vasta cuenca se eleva un cerro llamado Pelao (2680 metros sobre el nivel del mar) que divide el valle en dos, una vuelta en torno del mismo resulta un grato paseo ya que enlaza parajes de singular belleza. Es una excursión de media jornada que recorre La Ovejería, Rodeo Grande y Las Carreras con su antigua estancia que produce los tradicionales quesos y junto a ella una distinguida hostería de reciente construcción. Se continúa asimismo por El Rincón, -allí nace la senda de la Quebrada del Portugués, por donde penetraron originalmente los colonizadores españoles-, El Mollar con el Dique La Angostura, y otros parajes pintorescos donde en días soleados y a veces con los cerros nevados se pueden captar magníficos panoramas.De Tafí hacia AmaichaPor El Infiernillo.Continuando por la ruta 307 rumbo a Amaicha, distraen la atención los vestigios de la cultura Tafí, en la reserva arqueológica La Bolsa (km 73). A los 3.042 metros sobre el nivel del mar se llega al infiernillo, obra histórica por donde pasó el primer español hacia el llano. Todos los años, en el día de la bandera, las autoridades provinciales evocan la fecha con el cambio de la enseña patria. Desde aquí se divisa el valle en su amplitud, dominado por el cerro Ñuñorco, a veces cubierto por un colchón de nubes que los lugareños denominan alpapuyo.Desde aquí el camino ondulado desciende por rocosas quebradas hacia el árido y agreste paisaje del valle calchaquí, en cuya formación de monte xerófilo, el cardón asume el protagonismo. En la pintoresca cuesta de Los Cardones se recuerda el enfrentamiento fraticida (1852) entre las fuerzas de Crisóstomo Alvarez y las del Coronel Albornoz, del Ejército Federal de Celedonio Gutiérrez. Siempre en cuesta abajo, merece una visita el observatorio astronómico que se alza en Ampimpa. El camino continúa en franco descenso por parajes hasta llegar a Amaicha del Valle.Observatorio Astronómico de Ampimpa.Se encuentra en las laderas de las cumbres calchaquíes (ruta 307, km 107,5) y a una altura de 2.500 metros sobre el nivel del mar, mirando hacia el valle de Santa María y las Sierras de Quilmas. Es el único en el Norte Argentino, y además de utilizarse para la investigación científica y campamentos educativos, ofrece refugios o cabañas a quienes lo visitan, convirtiéndose en una vivienda ineludible en un sitio de alta diafanidad y cielos resplandecientes que posibilitan realizar observaciones solares y otras actividades relacionadas al medo ambiente.

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