lunes, 6 de octubre de 2008

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• Este es un detalle del Circuito de los Valles Calchaquíes. El primer tramo correspondiente a la Quebrada de los Sosa inicia en el nacimiento de la Ruta Provincial 307 en Acheral. Allí se tiene que atravesar una hermosa Quebrada con vegetación de selva de montaña y el río cristalino de los Sosa que corre atravesando una y otra vez la ruta, siendo esto en verano muy peligroso ya que es temporada de lluvias y a veces se hace inransitable pese a que dicha ruta está asfaltada. La segunda imagen ya pertenece a la zona de Tafí del Valle y sus alrededores (Dique la Angostura, El Mollar, La Banda, etc). La tercer imagen corresponde al tramo Tafí del Valle - Amaicha del Valle. Allí la ruta gana en altura hasta llegar a los 3042 metros del Abra del Infiernillo. Luego baja hasta los 1997 metros de Amaicha del Valle. En este mapa pueden observarse alrededor de Amaicha del Valle algunos lugares como los Zazos, Ampimpa, Santa María (ya en Catamarca). Por último, la cuarta imagen corresponde al recorrido ya por Ruta 40 desde Amaicha del Valle hasta Colalao del Valle. Allí se pueden encontrar las localidades de El Pichao, Quilmes, las Ruinas de los Quilmes y otros menores.





• EL MOLLAR

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• Apenas se asoma el esplendoroso Valle de Tafí nace el acceso a El Mollar, villa veraniega que se emplaza a los pies del cerro Nuñorco y junto a la margen sur del embalse La Angostura.En invierno este refugio de moderada calma si se compara con la temporada estival, cuando concentra llamativa actividad por ser el sitio preferido de los jóvenes.El centro turístico tiene su perfil propio, definido por el testimonio de sus menhires y por el majestuoso espejo de agua de La Angostura, con sede del Yath club y apto para la pesca de pejerrey, perca y trucha, o para la práctica de deportes náuticos como el windsuf, ski y jet ski.Sus pobladores expresan su condición laboriosa en la fábrica de dulces y aderezos como el afamado “chutnay” y en la producción de reconocidas frutas y verduras de la zona. Cada año en el mes de enero, se realiza la tradicional Fiesta de la Verdura.La proximidad de los cerros, que en invierno suelen cubrirse de nieve, invita a realizar excursiones de distintos niveles de dificultad. Otra opción es disfrutar del sol junto al dique La Angostura, el lago artificial más alto de la Argentina, que desde cualquier lugar de la villa puede admirarse en su total esplendor.Pero sin la principal atracción es la reserva arqueológica “Los Menhires”, medio centenar de estos exponentes de piedra de la cultura Tafí, que se encuentran agrupados en el predio de “La Sala” en el centro de la villa.




EL MENHIRE

La enigmática herencia perteneciente a la cultura Tafí que floreció 300 años a.C. perdurando hasta el año 800 de nuestra era. Fiel muestra del sentido estético y la creatividad de aquellos antiguos habitantes del valle, algunos pueden alcanzar los 3 metros de altura con una de sus caras grabadas con diseños simbólicos como víboras, y figuras humanas. Antes dispersos por el valle y trasladados varias veces, se conjetura que tienen un carácter mágico, una finalidad ceremonial, esencialmente propiciatoria de fertilidad, fecundidad o fraternidad religiosa.


ATARDECIENDO EN EL MOLLAR

EMBALSE DEL DIQUE LA ANGOSTURA

RESERVA ARQUEOLÓGICA "LOS MENHIRES"

• TAFI DEL VALLE

La pintoresca población ubicada en el centro del valle, de antigua posesión jesuítica, fue tierra de invernada de granos y cultivos administrados por algunas estancias queseras.Así se conservó hasta que en 1943 se inauguró el “camino a los valles”, que significó el fácil acceso de autos y turistas transformándola en una exclusiva villa de veraneo. Pero con el tiempo, vino el loteo y los servicios que estimularon el crecimiento lo que la convirtió en cita obligada del turismo, constituyéndose en estos últimos años, por la intensa demanda, en el mayor atractivo del norte. Su fisonomía cambió notablemente, pero aun hoy entre las legendarias pircas, construidas con el esfuerzo de generaciones, se abre paso la sorpresa de múltiples atractivos.Es inevitable visitar el Museo Jesuítico de la Banda, uno de los atractivos de mayor importancia de la villa de Tafí, en él es posible apreciar la historia y tradición de Tafí del Valle, desde los tiempos prehispánicos, la evangelización de los jesuitas a las comunidades nativas, como así también todo el mobiliario que supo albergar este lugar en sus momentos de esplendor. O tal vez acercarse el Museo de Mitos y Leyendas “Casa Duende”, de singular rareza, que rescata místicos personajes de la cosmovisión indígena.Caminar por sus calles pintorescas o internarse a caballo cerro adentro es disfrutar de escenarios naturales deslumbrantes. La oferta de paseos es amplia: el trekking, excursiones 4 x 4, y cabalgatas hacia diversos lugares que rodean a la villa son clásicas, con travesías y opciones para todos los gustos.Pero todo ello y más es Tafí, ya que ofrece intensidad y placer en todas las actividades que se programen: eventos culturales, seminarios y congresos, competencias deportivas, la rica experiencia del turismo rural y de aventura y espectáculos dramáticos como “La Pasión de Cristo”, que en Semana Santa convoca multitudes.





Sus estancias, viejos potreros jesuíticos donde hay historia, arquitectura y afamadas queserías. En los Cuartos, El Churqui y Las Carreras se fabrica el sabroso y mentado producto de bien ganada fama internacional, que es motivo para que Tafí del Valle se engalane cada año en febrero para celebrar la Fiesta Nacional del Queso.

ALREDEDORES DEL VALLE DE TAFÍ
El Valle es un oasis de fertilidad, con un clima privilegiado y espléndidas vistas de los cerros que lo rodean.Sus antiguos habitantes de la cultura Tafí nombraron a este valle “Tacktillakta” pueblo de entrada espléndida, y poblaron densamente la zona, a juzgar por los numerosos vestigios que se alzan en él: los conocidos menhires y viviendas circulares que se pueden apreciar sobre las laderas de las montañas. Los jesuitas también se establecieron en este valle en el siglo XVIII, organizaron las tierras, acrecentaron los cultivos, y produjeron una industria quesera, inalterable desde entonces. Su presciencia quedó perpetuada en la vieja estancia de La Banda donde funciona un atractivo museo.Una vuelta por el valle.En medio de la vasta cuenca se eleva un cerro llamado Pelao (2680 metros sobre el nivel del mar) que divide el valle en dos, una vuelta en torno del mismo resulta un grato paseo ya que enlaza parajes de singular belleza. Es una excursión de media jornada que recorre La Ovejería, Rodeo Grande y Las Carreras con su antigua estancia que produce los tradicionales quesos y junto a ella una distinguida hostería de reciente construcción. Se continúa asimismo por El Rincón, -allí nace la senda de la Quebrada del Portugués, por donde penetraron originalmente los colonizadores españoles-, El Mollar con el Dique La Angostura, y otros parajes pintorescos donde en días soleados y a veces con los cerros nevados se pueden captar magníficos panoramas.De Tafí hacia AmaichaPor El Infiernillo.Continuando por la ruta 307 rumbo a Amaicha, distraen la atención los vestigios de la cultura Tafí, en la reserva arqueológica La Bolsa (km 73). A los 3.042 metros sobre el nivel del mar se llega al infiernillo, obra histórica por donde pasó el primer español hacia el llano. Todos los años, en el día de la bandera, las autoridades provinciales evocan la fecha con el cambio de la enseña patria. Desde aquí se divisa el valle en su amplitud, dominado por el cerro Ñuñorco, a veces cubierto por un colchón de nubes que los lugareños denominan alpapuyo.Desde aquí el camino ondulado desciende por rocosas quebradas hacia el árido y agreste paisaje del valle calchaquí, en cuya formación de monte xerófilo, el cardón asume el protagonismo. En la pintoresca cuesta de Los Cardones se recuerda el enfrentamiento fraticida (1852) entre las fuerzas de Crisóstomo Alvarez y las del Coronel Albornoz, del Ejército Federal de Celedonio Gutiérrez. Siempre en cuesta abajo, merece una visita el observatorio astronómico que se alza en Ampimpa. El camino continúa en franco descenso por parajes hasta llegar a Amaicha del Valle.Observatorio Astronómico de Ampimpa.Se encuentra en las laderas de las cumbres calchaquíes (ruta 307, km 107,5) y a una altura de 2.500 metros sobre el nivel del mar, mirando hacia el valle de Santa María y las Sierras de Quilmas. Es el único en el Norte Argentino, y además de utilizarse para la investigación científica y campamentos educativos, ofrece refugios o cabañas a quienes lo visitan, convirtiéndose en una vivienda ineludible en un sitio de alta diafanidad y cielos resplandecientes que posibilitan realizar observaciones solares y otras actividades relacionadas al medo ambiente.

• AMAICHA DEL VALLE.






En vocablo aimara, Amaicha significa cuesta abajo o reunión para defenderse. A la misma altitud de Tafí del Valle, se aprecia de tener uno de los mejores climas del mundo, con sol 360 días del año.Sobrevive aquí una de las comunidades indígenas más importantes del noroeste del país. En sus tierra, otorgadas por Cédula Real, se formó el pueblo hacia el año 1880, debido al traslado de los primitivos habitantes de Encalilla buscando esta zona de mejor irrigación.Conserva su fulgor cultural en el viejo sistema comunal, la fabricación artesanal de cerámicas, los coloridos telares, los vinos pateros, aguardiente y mistela, alfajores, turrones y quesillos. En especial, la tradición se eterniza en su Fiesta Nacional de la Pachamama, única celebración verdaderamente autóctona, con cantos de bagualas, copleras, exposición de productos artesanales y la elección de la Pachamama, generalmente la mujer más anciana de la zona, quien desfila con su séquito y ofrece frutos de la cosecha a los asistentes.Al ingreso del pueblo, es imprescindible visitar el Museo Pachamama, monumental proyecto en piedra, que trata de rescatar la historia del valle en un conjunto de salas dedicadas a la geología, la antropología y el arte textil, entre otras.También es imperioso conocer el poblado de Los Zazos, cuya espontánea traza, con casas alineadas a la vera de una calle, sube hasta perderse en las cercanías del río. Al seguir este curso por una senda, llegamos a El Remate, singular atractivo que conforma una grieta con rocas laterales de impresionante altura, desde donde surge un río que invita a refrescarse. Sus aguas cristalinas, más bajo, se embalsan en el dique Los Zazos, en cuyos bordes sombreados hay merenderos para picnic.Celebraciones Populares.Fiesta de la Pachamama, en Febrero. Tiene una duración de 3 días y coincide con los festejos del carnaval. Es una celebración vinculada a la Madre Tierra y su asociación con la fertilidad de los ganados y los cultivos.

• COLALAO DEL VALLE





En voz diaguita, “Colalao” significa talentoso, astuto o arrullo de palomas. El pueblo se agrupa a la vera de la Ruta Nacional 40, que lo cruza en su centro, y se ubica en las cercanías del río Santa María que corre al naciente. Sus antiguos pobladores, los Colalao, corrieron igual suerte que sus vecinos los Quilmas, fueron trasladados al llano y reducidos al sistema de encomiendas.Tiene una acogedora hostería, un predio para acampar y una singular oferta de vinos artesanales. Sus calles de tierra y la proverbial tranquilidad, lo presentan como ideal para quienes disfrutan de lo natural y busca envolverse en idiosincrasias y costumbres de viejos pobladores.En el mes de enero se rinde homenaje a Los Antigales, fiesta de rito antiguo que se celebra en la zona, referida a los pueblos ancestrales. En ella se encuentran exposiciones de artesanos, hay desfiles de gauchos, tapamientos, actividades de destreza criolla, ranchos con comida y bebida regionales.Así mismo, en el mes de julio, se desarrolla la particular “Fiesta del Ponchi”, la popular bebida realizada en base a leche con aguardiente hervidos, y azúcar con canela a la que se agrega huevo batido. Un colorido festejo de costumbrismos, bailes, comidas y bebidas características de la zona.

• RUINAS DE QUILMES





Continuando la ruta 307, entre montes de churquis, algarrobos y cactáceas, especies características del Valle, vamos hacia las ruinas de Quilmas.Tras superar el río Santa María, cuyo cause curiosamente se dirige en dirección norte, el camino se encuentra con la renombrada Ruta Nacional 40, famosa por su longitud de 4.667 km y verdadero desafió de quienes anhelan cruzar los variados paisajes y accidentes geográficos que la Argentina puede ofrecer.El paisaje de las sierras de Quilmas al oeste y el cordón Calchaquí al este, confieren una identidad propia e inconfundible al amplio Valle. La pasividad atrapa y tienta a los aventureros a ascender sus escarpadas costumbres. Estas tierras mantienen en reserva los restos más valiosos de la brava cultura Calchaquí.Una ruta enripiada en dirección a los cerros del oeste, lo llevara tras 5 km al pie del Cerro Alto del Rey, donde se levanta la venerable ciudadela de los pobladores nativos, los Quilmas (1978 metros sobre el nivel del mar). Es uno de los asentamientos prehispánicos más importantes de la Argentina. Fue un poblado Calchaquí habitado desde el 800 d.C., bastión defensivo ante el avance español que lucho durante 130 años, hasta ser doblegado en el año 1666.Los últimos sobrevivientes fueron deportados al sur de Buenos Aires, en la zona donde está emplazada la actual localidad de Quilmas, a la que dieron su nombre.La atalaya de esta cultura que enriqueció el valle es el testimonio mudo pero perenne de esa grandeza y heroísmo de una raza que prefirió el exterminio de esa grandeza y heroísmo de una raza que prefirió el exterminio de la esclavitud. Caminar estas ruinas de piedra y oír entre sus muros la historia que contienen es una experiencia inolvidable. Es una visita obligada para quienes se interesan por los hechos de la conquista española, la vida y cultura de los pueblos que nos precedieron.Continuando por la ruta 40 al norte, en el apacible paisaje sobresale el caserío de El Bañado, localidad pintoresca del Valle Calchaquí.

• EL PICHAO



En lengua indígena, “pichao” significa pequeño pueblo o lugar tranquilo. Y esto es la diminuta aldea de escasos habitantes formada en la última década del siglo XIX, ubicada junto a los vestigios de la cultura Condorhuasi.Su economía de subsistencia tiene como actividad primordial el cultivo de árboles frutales, a partir de los cuales la comunidad elabora de un modo artesanal los reconocidos dulces de membrillo, cayote, manzana, higo y pera, acompañandolos con nueces de sus añejos nogales. Los reconocidos dulces hicieron nacer en su honor la Fiesta Provincial de los Dulces Artesanales, muy festejada en el valle por su autenticidad y el protagonismo que tiene el lugareño. Se festeja en el mes de febrero.Pero además el pueblo ostenta el encanto de las cercanías de los cerros y las profundas vistas del valles. En la aldea el pintoresquismo de coloridos frutales con sus pircas que delimitan fincas y callejuelas.

• TRADICIÓN Y MÚSICA EN LOS VALLES-



- ARTESANÍAS
Tafí del Valle irradia una vieja tradición de artesanías en tejidos y cueros. Una laboriosa y creativa producción de trabajos en telar, ponchos alforjas, peleros y frazadas, tienen desperdigados los artesanos por todo el valle, así como famosos lazos tafinistos de cuero de toro y guanaco y los trenzados para enganchar ensillados de lujo.
- GATRONOMÍA
En la gastronomía típica hay una importante variedad de productos de la agricultura, con excelente calida que se enriquece por el singular arte culinario criollo, propio de la región. Es recomendable su exquisito locro, las empanadas, la chanfaina (preparado con sangre y menudencias de cordero), el “estofao” con pelones, asado de cordero, el charquicillo en guisado preparado con charqui (carne salada secada a temperatura ambiente), y una variedad de postres y dulces como los exquisitos gaznates, empanadillas de dulce de cayote y batata o dulces caseros de manzana, durazno, membrillo, ciruela, cayotes, etc. En fin, la gastronomía está en este lugar imperturbado como los cerros que la vigilan.
- MÚSICA
Existe así mismo una expresión musical importante que habla del espíritu vallista manifestado a través del Joi Joi (coplas) entonado por hombres y mujeres del valle con el acompañamiento de cajas. Son típicos también los conjuntos con guitarra, bombo, violines y acordeón, a muchos de los cuales se los puede ver cuando transitan acompañando los pintorescos y pequeños Misachicos que abundan como días santos existen.